Buhoro, buhoro, Kinyarwanda
El sábado tuvimos las primeras sesiones de trabajo del
proyecto, y, como habíamos quedado con los trabajadores a las 8:00, me levanté
a las 6:30 para tener tiempo de ducharme y desayunar a las 7:00 con las
hermanas. No he durado ni dos duchas con agua caliente; me daba tanta pereza
madrugar todavía más para calentarla, que opté por ducharme con agua del tiempo
(tampoco está tan, tan fría).
A la primera reunión, asistimos los
9 animadores del programa nutricional, que son los encargados de visitar a las
familias beneficiarias para hacer un seguimiento de cómo está funcionando el
proyecto, los 2 promotores sanitarios (Xavier y Epimac), encargados de
supervisar y coordinar a los animadores, los tres coordinadores (las Hnas.
Agnes y Clarisse y Anselme) y yo. Son todos Ruandeses salvo Agnes (que es india, pero lleva aquí más de 20 años). El motivo de esta primera reunión era básicamente presentarnos
todos y que me presentaran la evolución del proyecto hasta hoy.
Más tarde, tras la “foto oficial”,
los promotores, coordinadores y yo fijamos un calendario de reuniones y
acciones que queremos llevar a cabo durante el tiempo que voy a estar aquí, que
nos servirá para poner en marcha la siguiente fase del proyecto.
Es ilusionante ver cómo, ante una
situación tan difícil de muchas familias y jóvenes de la zona, son sus vecinos
los que arriman el hombro para contribuir a sacarles de la extrema pobreza.
El domingo fue un día distinto, de descanso, ¡aunque acabé
agotado! Me explico: para empezar, me volví a levantar a las 6:30 para
desayunar a las 7:00 e ir a misa de 7:30 (aunque tengamos la parroquia al lado,
insisto, la ducha me lleva un rato).
Conforme nos íbamos acercando a
la iglesia, la gente -sobre todo los niños- se me quedaba mirando, sin ningún
disimulo. Yo sonreía y saludaba a todo el mundo, y enseguida cambian la cara de
extrañeza por una sonrisa.
La misa duró dos horas, pero en
absoluto se me hizo larga. Para empezar es una gozada ver la iglesia a rebosar
de gente con ropa tan elegante y colorida. Y luego da gusto oír al coro, que te
hace vivir la liturgia tan alegremente. Tengo que decir que también me llamó la
atención el momento de la ofrenda, cuando vi la cantidad de gente que se
acercaba a hacer un donativo (aquí funciona así, la gente se levanta, y no se
va pasando el cesto), teniendo en cuenta que estamos en una zona de extrema
pobreza. Hace que te plantees ciertas cosas…
Después, me fui a dar una vuelta
yo solo para ver la zona (todavía no había salido prácticamente de la misión),
y por la tarde volví a salir para dar un paseo con Epimac, uno de los
promotores del proyecto que tiene mi edad, para que me ensañara la zona y de paso conocernos un poco más.
Estuvimos pateando durante 4 horas, y al final terminé cansado. Él, sin
embargo, está acostumbrado a ir andando a todas partes, y, como me dijo, sencillamente no se
cansa. Eso sí, terminamos tomando una cerveza Ruandesa Gatanu para saciar la sed (la pequeña, de ½ litro, que la grande es de 75 cl).
El paseo fue el momento idóneo
para poner en práctica con toda la gente que nos paraba por el camino todo el Kinyarwanda que he aprendido, pudiendo mantener
una conversación elemental de este tipo:
-Mwiíriwe! [Miriué] (Buenas tardes)
(Contestan yeego, que es “sí”,
pero también es comodín)
-Amakuru? (¿qué tal estás?)
(Contestan ni méézá [ni medsá], que significa “bien, gracias”)
-Nitwa Javi [nituá Javi] (me llamo Javi), Witwa ndé? [Uituandé?] (¿y tú?/ ¿cómo te llamas?)
Y cuando se emocionan viendo a un
umuzungu hablando su idioma y
empiezan a preguntarme más, entonces ya tengo que decirles “buhoro, buhoro, Kinyarwanda”, es decir
“mi Kinyarwanda, poco a poco”.
Primo!!! Que guay suena todo!! vaya aventura más emocionante, con esto si que te vas a sentir realizado. Que vaya todo muy bien! te seguiré leyendo. Fuerte abrazo desde Baku!
ResponderEliminarjavi
Javi, como va todo????
ResponderEliminarTe leo cada entrada al blog y me da muchisima envidia :-) Vaya experiencia buena.
Un abrazo fuerte¡¡¡¡¡
Jesus