Kigali
Ayer fuimos a la capital, Kigali,
ya que una de las hermanas tenía que ir al dentista y comprar medicación, y
aprovechamos para hacer varios recados, además de para que la conociera yo un
poco más.
Salimos a primera hora de la
mañana para aprovechar lo máximo posible. Lo primero era ir al
dentista, ya que había que estar muy pronto para coger turno. Aquí, por lo
visto, funciona así; nada de pedir hora, el que primero llega primero entra, y
hay gente que madruga mucho. Nosotros le pedimos a un conocido a ver si nos
podía coger el turno, y funcionó, “sólo” tuvimos que esperar hora y cuarto para
que la hermana fuera atendida. Mientras esperábamos junto con el resto de
pacientes (en el mismo rellano de la escalera, en un banco), Berthilde me
contaba que una vez ella estuvo más de 10 horas esperando para entrar.
Después, fuimos sin suerte a
buscar unos medicamentos a la farmacia, ya que no tenían los que buscábamos.
Por ahí mismo aprovechamos para cambiar los euros que traía yo en Francos
Ruandeses, con la persona que conocen las hermanas, que les da mejor cambio que
el banco; en esta ocasión 1 euro = 910 francos ruandeses. Bastante bien, ya
que contaba con que estuviera a 1/800.
Luego, fuimos a la zona comercial
para diversas compras, que pudimos hacer después de media hora buscando
aparcamiento. La calle era un pequeño caos, muchísima gente por todos lados,
muchísimas moto-taxis… Os pongo alguna foto para que os hagáis una idea.
Nada más entrar en el mercado una
persona se nos juntó y todo el rato trataba de “ayudarnos” a nosotros o al
dependiente para que le diéramos algo de dinero. Comprando el pescado, me llamó la atención cómo los guardan en un arcón congelador, todos por ahí desperdigados entre medio de otras cajas, con los pobres peces magullados de cuando los van
eligiendo y devolviendo al arcón.
Después de algunos otros recados,
comimos en una terraza muy maja de buffet libre (bastante escaso, pero por 4 €
por persona, no está mal), y luego nos acercamos un momento al Hotel Mille
Collines, que muchos conoceréis por la peli “Hotel Rwanda”. Pero no tiene nada que ver con lo que era entonces; ahora está
completamente reformado, es de mucho lujo, y está lleno de umuzungus.
Y para terminar el día de la mejor manera posible las hermanas me dejaron conducir de vuelta, ¡así que pude tachar
“conducir en África” de mi lista de cosas que hacer! Diréis, menuda tontería,
pero no. Sabéis lo que me gusta ponerme al volante, y conducir un todoterreno
de Kigali a Mugina, primero con el kaos de la ciudad y luego con la aventura de la carretera, fue un subidón.

Hola Javi. Que buena foto la del hombre con los sacos en la cabeza. ¡¡Que habilidad tienen!! Me alegra ver que sigues tachando cosas de tu lista..l El Fernando Alonso ruandés...jeje. Un abrazo umuzungu!
ResponderEliminar