Murakaza Neza (Parte 2)
¡Hola a todos de nuevo!
Muchos me habéis preguntado si
iba a continuar escribiendo el blog cuando volviera, y aunque pensaba hacerlo
de todas maneras, retomo estas líneas con más ganas que nunca.
Os escribo ya desde casa, en
Mugina, después de haberme instalado en mi habitación y retrasando un poco la
siesta porque no quería esperar más en coger el ordenador para contaros.
El viaje fue bien, teniendo en
cuenta que es bastante largo y se podía hacer pesado, pero no fue así. En buena
parte porque no viajaba solo, sino que vine con la hermana Dolores y con Asun, otra
voluntaria que va a estar tres semanas, y se hizo mucho más entretenido.
Ya en el avión uno se da cuenta
de que está cambiando de aires; pasando de los Alpes al desierto del Sahara,
para llegar a Ruanda en un mar de oscuridad, prácticamente iluminado solamente
al llegar a Kigali. En el aeropuerto nos recogieron varias hermanas y pasamos
la noche en la casa de la capital ya que era bastante tarde como para ir a
Mugina.
Esta mañana ya me he sentido como
si no me hubiera ido de aquí: me he despertado con los cantos de misa a las 7
de la mañana, acto seguido he tenido el esperado reencuentro con el cazo de la
ducha (he perdido el ritmo, pero confío en recuperarlo pronto), para luego
bajar a desayunar pan con aguacate y mermelada. Y después de comprar algo en el
mercado, me he puesto la gorra de chófer y hemos venido a Mugina, donde nos
esperaban Agnes, Clarisse y Perpetue.
Esta segunda etapa va a ser más
larga e intensa que el periodo de “prueba” en mayo y junio, por eso la afronto
con ilusión y con ganas de que me dé tiempo a hacer muchas cosas. Todo os lo
iré contando por aquí, además de que también podréis ver más fotos y vídeos en
la cuenta de Instagram que me he hecho: Proyecto Ruanda.
¡¡Un fuerte abrazo a todos!!
Javi
PD: mirad qué majas las hermanas,
que me han puesto al final de la cama una mesita para apoyar el colchón y así poder
caber entero en la cama.


Seguro Javi que va a ser una experiencia magnífica. ¡Hay que seguir el corazón y más a tu edad!. No dejes de contarnos. Un abrazo enorme, Carmen
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