Ejo heza

Después de la entrada anterior, vamos a levantar el ánimo hablando de la buena marcha del proyecto Ejo heza -como lo han llamado aquí-, que significa “un mañana mejor” en Kinyarwanda.

Además de contaros cómo se está desarrollando todo, os resumo un poco cada una de las tres partes, por si hay algún nuevo lector, y porque nunca viene mal repasar un poco ;)

Por un lado están las familias de niños malnutridos. Con ellas empezó todo; desde el primer año, en cada una de las tres fases se han seleccionado varias familias de las que acuden a los centros nutricionales de las hermanas en Mugina y Kivumu. Lo que se trabaja con ellas es enseñarles a mejorar la alimentación de sus hijos, de manera que una vez que alcancen niveles de nutrición adecuados, no recaigan otra vez. Esto se consigue gracias a esas formaciones y al seguimiento que hace la red de trabajadores del proyecto, comprobando periódicamente que tienen los huertos operativos y cultivan adecuadamente, que tratan el agua antes de beberla, que la casa está limpia, etc.


Así, al finalizar el año tenemos un nuevo grupo de familias que han adquirido hábitos saludables, y que pasan a formar parte de las asociaciones de ahorro y crédito formadas por las familias que ya superaron la primera fase. Estas asociaciones también han sido creadas por Ejo heza, y en ellas las familias presentan pequeños proyectos (como comprar y revender judías, hacer bebida de cereal, etc.) con los que van generando ingresos y aumentan poco a poco su economía doméstica.

El nuevo grupo de familias han ido recibiendo las formaciones y las van poniendo en práctica, pero los trabajadores que hacen el seguimiento tienen que estar muy pendientes, porque al fin y al cabo introducimos muchas novedades en su día a día, que al final acabarán incorporando, pero al principio hay que asegurarse de que han entendido bien lo que se pretende.


Para ello, los trabajadores (animadores encargados de hacer las visitas, técnicos y coordinadores) tienen un grupo de whatsapp en el que van comentando las incidencias o novedades de cada día.


Este año, como novedad con respecto al curso pasado, las familias de la asociación están recibiendo también formación en algunas especies ricas en nutrientes, vitamina A, y que soportan mejor la sequía. También, se ha hecho partícipe -o al menos conocedor- al ejecutivo del sector de Mugina metiéndolo en ese grupo de whatsapp, para que sea consciente de las situaciones concretas de mucha gente y todo lo que hace el proyecto, esperando que desde su situación pueda prestar ayuda cuando se requiera.

Las asociaciones funcionan muy bien y son, sin duda, uno de los grandes logros del proyecto. Con ellas se ha conseguido que esta gente se crea capaz de ahorrar y de emprender con pequeños proyectos, y de hecho lo hagan. Este año han alcanzado un fondo de ahorros considerable y, aunque todavía hay beneficiarios que tienen reparos a pedir un préstamo por miedo a no poder devolverlo, la mayoría ya ha obtenido al menos uno, y muchos llevan ya varios concedidos. De hecho, algunas familias han podido mejorar las infraestructuras de sus casas (la mayoría de adobe, que sufre mucho con las lluvias torrenciales) gracias al dinero que han ido generando.

Por otro lado están los jóvenes, también divididos en dos grupos (tanto en Mugina como en Kivumu); aquellos que ya eran beneficiarios en las fases anteriores (los hemos llamado “senior”), y que también han formado sus asociaciones de ahorro y crédito, y nuevos beneficiarios (“junior”) que reciben la formación inicial en aspectos socioculturales (drogas, SIDA, derechos humanos, igualdad entre hombres y mujeres, etc.), además de participar en las formaciones de emprendimiento y asociacionismo del grupo de los senior.


Hay dos aspectos fundamentales de cara a aumentar la replicabilidad del proyecto a beneficiarios indirectos y a favorecer su continuidad de forma autónoma: en relación con lo primero, los jóvenes junior transmiten a su vez lo que aprenden en las formaciones en sus respectivos colegios para que más jóvenes de la zona puedan adquirir esa educación complementaria, y en segundo lugar, son los jóvenes senior los que van a dar la formación a los junior, de manera que no se necesitan formadores externos, aunque sí son supervisados por los coordinadores.

Igualmente, cuando los jóvenes de primer año finalicen su formación al terminar el curso, pasarán también a formar parte de las asociaciones. De esta manera, tanto las asociaciones de familias como de jóvenes contarán cada vez con más asociados, se desarrollarán más rápido y podrán cada vez funcionar de forma más autosuficiente.

Y por último, este año hemos incluido un estudio de los centros de formación de costura (tradicionalmente llamados Foyer social) de las hermanas de Mugina y Kivumu, ya que enfrentan dos problemas graves; su insostenibilidad económica actual, y la baja inserción laboral de las chicas que terminan sus estudios.

Esta es la parte de la que me encargo yo más específicamente, y para ello, gracias a la información que me han dado las hermanas responsables de los centros, he hecho un estudio inicial para conocer la situación global en la que se encuentran A partir de él y de conocer la situación del mercado comercial y laboral estoy trazando una hoja de ruta para intentar revertir esos dos grandes problemas, con una serie de recomendaciones y medidas a llevar a cabo, pero también intentando conseguir alguna alianza local, tanto en forma de acuerdo comercial para vender algunos de los artículos que hacen en los centros, como alguna colaboración con otras organizaciones.


Y aunque esto último se plantea complicado, hay algunas tiendas de Kigali que parecen estar interesadas en comprar los bolsos que hacen en Mugina, y estamos explorando una posibilidad que ha surgido y que puede ser muy beneficiosa para las exalumnas, y es una organización que apoya proyectos de emprendimiento de los jóvenes, y que les ayudaría a asociarse para trabajar juntas.

No obstante, no hay nada cerrado y no quiero crear muchas ilusiones, pero sí contaros qué vías estoy explorando. En cualquier caso, como todavía me queda un mes y hay alguna otra opción quiero intentar, no os voy a dar más detalles sobre el tema, ¡pero espero poder contaros más adelante que alguna de las opciones que barajamos llegue a buen puerto!

No sé si os dará la sensación de que hay pocas novedades con respecto a lo que os había contado del proyecto al principio de los tiempos del blog, pero no se trata tanto de innovar sino de ir sentando unas bases sólidas para que los grandes avances que se han hecho se consoliden, de ir corrigiendo aspectos organizativos y funcionales, y de poder así acercarnos más al objetivo del DESARROLLO SOSTENIBLE, ese término sobre el que mi percepción ha cambiado después de poder participar en este proyecto.


Gracias a todos una vez más por vuestra lectura y mensajes de cariño, ¡de verdad! Y eso que varios me habéis dicho que no podéis dejar comentarios, pero no sé por qué pasa eso ni cómo solucionarlo. Así que si alguno ha querido contactarme sin éxito, puede hacerlo a través de mi instagram “proyecto_ruanda” o mandándome directamente un correo a javi.roncales@gmail.com. 

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